Penal de San Juan del Río; una vida en constante peligro para los custodios

Por Armando Guerra Vázquez

SAN JUAN DEL RÍO, QRO.- 10 de febrero de 2017.- El penal de San Juan del Río no es precisamente un hotel de cinco estrellas, pero en el cruce de sus umbrales, se tejen diversas historias de hombres que a diario están en constante peligro al tratar a homicidas, asaltantes, secuestradores y demás, son los custodios los que arriesgan su “pellejo” o su vida, al convivir diariamente con los peores delincuentes, aun así ya reclusos.

En este reclusorio, según narra el custodio a quien llamaremos Juan “N” para evitar represalias en su contra, asegura que este penal es uno de los más tranquilos tal vez del país, aunque no niega que aquí en su interior se registran “algunas pequeñas riñas que son controladas por los mismos reos o bien por el grupo antimotines que opera dentro de este reclusorio.

La vida de un custodio en un penal es un gran arriesgue, pues según nuestro entrevistado recuerda que hace unos 10 años un reo tomó como rehén a un custodio, exigía ser liberado por el delito de secuestro, pero que finalmente fue conminado a desistir en su intento de complicar su situación jurídica y entregó al custodio que su única falta fue haberle  recriminado al recluso por haber violado el reglamento interno de este penal.

Los custodios en este Cereso se han convertido en la “pilmama” también de cientos de reclusos que aquí se albergan, ya que son los custodios los que están al pendiente de la salud de los reos, pues cuando uno de ellos se siente grave, es trasladado de emergencia al Hospital General de San Juan del Río, de ahí el constante ulular de las sirenas para trasladar a un recluso enfermo.

“El trato de los custodios hacia los reos debe ser muy cuidadoso y sensato, ellos constantemente nos amenazan y nos dicen que no les importa matar a otra persona, nuestro trabajo sí es peligroso, pero son gajes del oficio y aquí nos tocó estar como miembros de un cuerpo de policía al servicio de la sociedad”, dice muy jactoso y con orgullo el custodio en entrevista.

Allá en aquel rincón de este extenso penal, se encuentra el recluso Antonio ”N”, el delincuente que protagonizó un violento asalto a un negocio en San Juan del Río, pero es originario del norte del país, su vida en el penal de este reo es muy lamentable porque tiene tres meses que su familia no le visita, pero al custodio Juan “N” se le ofrece generosamente un exquisito manjar de comida consistente en queso, fruta, sopa de verdura y un suculento pollo asado.

“Así es amigo Armando, aquí los custodios somos de carne y hueso, somos seres humanos, debemos también de tener un gran sentido humanitario y altruista, no importa que sean los peores delincuentes, aquí como tu vez, nuestra principal consigna es cumplir con un irrestricto respeto a los derechos humanos de los reclusos”, advierte.

El orden, la disciplina y el castigo, es la principal amenaza de los reclusos hacia los custodios, los  reos que se han convertido en  “zánganos” del penal de San Juan del Río, “exigen la mejor comida, pero no quieren trabajar, todo el día están en su celda acostadotes y cuando se les exige trabajo nos amenazan, diciéndonos allá nos vemos afuera cabrón ya te tengo identificado”, dice el custodio que es la constante amenaza.

Esta es pues, en breve la vida diaria de una centena de hombres vestidos de azul, armados hasta los dientes que cuidan de los reos de este penal y que forman parte de la Policía Estatal adscritos al Centro de Readaptación Social de San Juan del Río.